Los Obispos Católicos Romanos de las diócesis localizadas en la frontera de los Estados Unidos y México recientemente emitieron una declaración (https://tinyurl.com/border-statement) donde expresaban su “grave preocupación” sobre la militarización de la frontera. Monseñor Jaime Soto, Obispo de Sacramento y presidente de la Conferencia Católica de California, emitió la siguiente declaración en solidaridad con el sentir de los obispos de la frontera y la difícil situación que hoy enfrentan los inmigrantes en el país :
“Los Obispos de California comparten las preocupaciones expresadas sobre la militarización de la frontera por nuestros hermanos obispos que sirven ahí. Los inmigrantes han enriquecido a este país desde que se fundó. La frontera del sur de los Estados Unidos con México no es una zona de guerra. Ésta, por mucho tiempo, ha sido un puente donde ha habido mucho intercambio económico mutuo, así como cultural. Podría ser conveniente la presencia de las tropas para las tareas de interdicción de estupefacientes pero no para montar “guardia” contra los hombres, mujeres y niños que buscan una vida mejor.
“Las iniciativas para arreglar un sistema de inmigración en mal estado usando a la Guardia Nacional son el resultado de que ambas ramas del gobierno, la ejecutiva y la legislativa, han fracasado en gobernar en Washington. Convocar a la gente buena de la Guardia Nacional – los primeros socorristas cuando nuestras comunidades enfrentan desastres – es imprudentemente agotar su buena voluntad y sus recursos limitados y doblegarse a los temores y odios de los nativistas.
“La Guardia no puede hacer el trabajo que el Congreso se ha negado a realizar ya por décadas. Los dirigentes de nuestro país deberían asumir su responsabilidad para promulgar una reforma migratoria que provea una solución humanitaria y legal para las familias inmigrantes que trabajan tan arduamente. La reforma migratoria debería brindar a los ciudadanos, como a los inmigrantes, una seguridad razonable de sabernos protegidos ante aquellos que quisieran hacernos daño.
“Estados Unidos no necesita un mejor muro. Necesitamos a líderes más fuertes comprometidos a proteger la dignidad humana y promover la solidaridad con los más vulnerables entre nosotros”.